La idea de levantar una escuela para capacitar en el oficio a las nuevas generaciones y estandarizar la producción rondaba la cabeza de varios dirigentes locales del Movimiento de Ladrilleros desde hace mucho tiempo. Sin embargo, la Escuela de Ladrilleros de Rivera recién abrió sus puertas en octubre de 2009, luego de unir apoyos cruciales de la Intendencia de Rivera y del programa ART-Uruguay del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Ubicada a pocos quilómetros de la ciudad de Rivera, en el paraje Picada de Mora, la Escuela de Ladrilleros acogió al III Encuentro Regional de Espacios de Inclusión Digital, que reunió a participantes de Cerro Largo, Artigas, Salto y Tacuarembó. Allí, los concurrentes pudieron recorrer las instalaciones, ver el Espacio de Inclusión Digital allí instalado y conocer de primera mano esta experiencia productiva y asociativa única en el continente.

El Sr. Alejo Hoffman, ladrillero de oficio y referente departamental del Movimiento de Ladrilleros, fue el encargado de dar una charla en la que expuso la realidad que viven quienes practican el oficio y los logros y desafíos con los que lidia el proyecto.

Hoffman aseguró que al menos 80 familias de la zona viven y trabajan alrededor de la escuela y que la misma se ha convertido en mucho más que un simple centro educativo para pasar a ser el centro de una comunidad muchas veces excluida o segregada por la sociedad.

Desde el punto de vista productivo, la escuela apunta a capacitar a los ladrilleros, a estandarizar la producción, eliminando intermediarios y mejorando la gestión y la comercialización. Además, involucra un proyecto asociativo que ya dio lugar a la primera cooperativa de ladrilleros de la zona.

Pero además, Hoffman hizo hincapié en la razón social de la escuela, que juega un papel fundamental a la hora de promover la inclusión de esta comunidad. Por ejemplo, citó que la Intendencia de Rivera lleva un ómnibus que funciona como clínica móvil, una vez al mes, para brindar apoyo sanitario a los vecinos, especialmente en áreas vulnerables como la salud bucal y las consultas ginecológicas para las mujeres.

Por otra parte, con el apoyo de Antel y de la Red USI, se abrió un Espacio de Inclusión Digital que sirve como primer acercamiento al mundo de las Tecnologías de la Información a personas totalmente alejadas de las mismas. Hoffman destacó especialmente los cursos brindados a las madres de la zona, que encontraron en los cursos un espacio “para ellas” en medio de las obligaciones familiares y el trabajo y por otro lado, los talleres brindados a los propios jóvenes ladrilleros, que luego de trabajar toda la jornada aún se quedaban en la escuela interesados en acercarse al mundo digital.

Hoffman hizo hincapié en la importancia de diversificar actividades y mencionó proyectos de lombricultura (para disminuir el impacto ambiental de la actividad) y piscicultura (para mejorar la alimentación de los ladrilleros) que ya se están llevando a cabo. Finalmente, el dirigente ladrillero defendió la idea de apoyar la integración de personas con discapacidades al trabajo ladrillero y se mostró orgulloso del emprendimiento reconociendo que, con el apoyo necesario, se puede expandir y replicar este proyecto que tanto ha hecho por mejorar la calidad de vida de las familias que lo impulsan.

Autor/Fuente: Red USI