Nutrición adecuada para los Adultos Mayores

02/12/15

Las dietas pueden ser beneficiosas si se respetan los requerimientos individuales de cada Adulto Mayor que integran un grupo heterogéneo de personas con diferentes costumbres alimenticias y distinto nivel socio-económico.

La dieta tiene efectos de corto y de largo plazo sobre la salud de las personas y es considerada uno de los factores principales en la prevención de enfermedades crónicas. Asimismo la restricción de calorías podría prolongar la vida de los Adultos Mayores manteniendo a los mismos libres de enfermedad durante más tiempo. Las necesidades nutricionales de los Adultos Mayores son diferentes, debido a que son un grupo heterogéneo en el que cada persona tiene características distintas. Junto con diversos cambios fisiológicos, el envejecimiento también puede venir acompañado de profundos cambios psicosociales y ambientales, como el aislamiento, la soledad, la
depresión y la falta de ingresos, lo que también puede tener efectos importantes en la dieta.

Por ejemplo, la necesidad de calorías disminuye debido a la menor actividad física que realizan. Con la edad disminuye el tejido muscular, la masa proteica y el metabolismo basal.

Se debe disminuir el consumo de ciertas grasas. Sin embargo es fundamental una adecuada ingesta proteica, que se encuentran en lácteos descremados como el yogur, queso y otros derivados. Además, estos aportan calcio y previenen que siga avanzando la osteoporosis.

Las proteínas también ayudan a aumentar la masa muscular que se va perdiendo en los adultos mayores, por tanto, sí se puede consumir carne aunque no con tanta frecuencia, pues el metabolismo es mucho más lento. En el caso de algunos pacientes con otros problemas concomitantes, se recomienda reducir y hasta eliminar por completo la carne de la dieta.

El agua es un nutriente esencial conforme avanzan los años porque es el principal solvente de las sustancias que componen el organismo humano, al circular por los vasos sanguíneos y linfáticos y atravesar las membranas celulares, conduce a cada una de las células del organismo los demás nutrientes y lleva al exterior las sustancias que deben eliminarse. Además da forma y volumen a los tejidos blandos del organismo y contribuye a la regulación de la temperatura corporal, ya que su evaporación a nivel de pulmones y piel produce pérdida de calor.

El azúcar no es recomendable aunque sea rubia o blanca, una mejor opción es la miel o la stevia.

En algunos adultos una copa de vino al día, siempre que no tenga elevado nivel de ácido úrico, puede mejorar la función cardiovascular.

La dieta debe ser acompañada de actividad física por ejemplo, media hora de caminata durante tres veces a la semana contribuye a un estilo de vida saludable. Mientras más tiempo se mantenga funcional el adulto mayor, es mejor.

Alimentación más adecuada para los Adultos Mayores

La alimentación es un factor clave en la vida de todo ser humano, siendo los hábitos alimenticios los que marcan el estilo de vida de cada persona, especialmente en el caso de nuestros mayores. Por éste motivo Sara González, directora médico del Grupo Adavir, empresa especializada en la gestión de centros para mayores en la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha, explica la importancia de la alimentación en el estilo de vida y las características que debe tener. «Las propiedades de una dieta saludable pueden ser aplicadas a todos los sectores de la población, aunque es de especial relevancia para las personas de edad más avanzada debido a su vulnerabilidad y diversas patologías», apunta González. Debido a ello, es esencial llevar una alimentación equilibrada y prestar atención a las proporciones de los nutrientes generales que la deben formar:

  1. Hidratos de carbono. Es fundamental que el 60% de la dieta esté formada por hidratos de carbono, para así poder recuperar el gasto energético realizado. Se deben disminuir los azúcares directos o simples debido a su absorción rápida, aumentando el consumo de azúcares complejos ya que por su absorción lenta posibilita el aumento de glucosa en la sangre de forma gradual.
  2. Grasas. El porcentaje puede ser de hasta un 30%, resultando beneficiosa la reducción de las grasas poliinsaturadas de origen animal (embutidos, mantequilla, leche entera,…) y el incremento de las grasas de origen vegetal y animal monoinsaturadas (aceite de girasol, de soja, maní y pescado azul).
  3. Proteínas. Un 15% es la proporción adecuada para que exista un equilibrio entre los macronutrientes. En este caso también se deberán combinar las proteínas de origen animal y vegetal, existentes en legumbres, cereales, arroz, patatas, pasta y pan.
  4. Fibra. Es primordial que sea un componente más de la dieta ya que previene el estreñimiento, además de ayudar a regular la glucemia y el colesterol. Es conveniente saber que para tener una dieta equilibrada existe como referencia la llamada pirámide alimentaria, que nos explica la prioridad y cantidad adecuada de los alimentos según su tipo, así como si son de consumo ocasional o diario.
  5. No nos podemos olvidar también de la importancia de realizar actividad física de manera moderada y beber agua frecuentemente como piezas fundamentales de una alimentación saludable.
  6. Un factor importante a tener en cuenta es la medicación que toman nuestros mayores, pudiendo provocar carencias o alteraciones, que se pueden solventar, en caso de ser necesario, con un consumo mayor de magnesio, calcio, vitamina D, hierro, etc.
  7. Cada caso es único e inigualable, por lo que cada alimentación será distinta en cierta medida respecto a cada mayor y su situación personal. El ingrediente que no puede faltar en la dieta es el cariño de las personas que los rodeamos.

 

Fuete:

 

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Autor/Fuente: Elaborado en base a “Medicina Geriátrica. Una aproximación basad

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