Las osadías nuestras de cada día.


Cuando hace 4 años se me plantea (concurso mediante) el desafío de hacerme cargo de un CASI, (confieso que no sabía de su existencia anteriormente ni exactamente que función cumplía). Comencé a indagar en la Red USI en su incipiente y precario sitio web de aquel entonces, algo que me diera una pauta de por donde comenzar. No fue muy productiva mi búsqueda, no encontraba mas que definiciones genéricas de objetivos, pero ninguna acción concreta para facilitar mi dilema.
Sabía entonces que la respuesta no estaría en terceros, sino en mí mismo.

Comencé a retraerme en el tiempo.

Mi formación en la dictadura, sembrada sobre la rebeldía de juventud mutilada por el poder impuesto reinante, me acostumbró a enfrentar adversidades sin mucha teoría, cuando la práctica inteligente y osada diferenciaba la vida de la muerte en las actividades cotidianas.

Así pasamos (casi) a salvo la dictadura cívico militar, al menos, conmigo no pudo lograr uno de sus objetivos: hacerme desistir de la educación, esta resistencia no fue tarea sencilla ni menos peligrosa, cuyos devenires prefiero omitir, a efectos de no desvirtuar el objetivo de este escrito.

La cuestión es que llegamos a la democracia nuevamente, y con ella, creyendo estar en la gloria, tuvimos que enfrentar, una vez mas, las nefastas políticas globalizas del neoliberalismo que sumieron al país en las peores crisis sociales y económicas que recuerda nuestra historia, conjuntamente al quiebre de la “tablita” allá por los 80.

No resulta de nuestro interés realizar apologías políticas partidarias para esta ocasión, pero resulta casi inevitable a la hora de realizar análisis sobre nuestras realidades socio culturales, tarea esencial para saber hacia donde debemos caminar y cual debe ser el relacionamiento de nuestros Espacios de Inclusión Digital con nuestras comunidades, ya que tal como lo define la Red USI, su en forma genérica, nuestro objetivo es ayudar a las comunidades mas desfavorecidas.

En este sentido, el Gobierno Departamental de Maldonado a trazado como uno de sus ejes políticos, la Inclusión Social con Equidad como pilares de sus ejes estratégicos, sobre los cuales se desarrollan las políticas sociales, culturales, deportivas, de vivienda, salud y todo aquello que tenga que ver con los derechos ciudadanos plenos.

Cuando pensamos en equidad e inclusión, lo hacemos desde aquellas poblaciones alejadas geográficamente o por razones socio culturales, y generalmente, obviamos poner una mirada desde las ópticas de juventud, de discapacidades y desde drogodependientes, y esta extraña desmirada, (si es que cabe este térino), es la que nos da una vista parcial de las problemáticas sociales que enfrentamos para lograr esos ejes estratégicos a los que hacíamos referencia y por ende, influye en nuestras acciones directas para cumplir con los objetivos definidos por la Red USI.

Si algo hemos aprendido en el desarrollo de proyectos de impacto social tutoreados por ANTEL a través de los concursos que se promueven cada año, y de los que hemos tenido el honor de ser seleccionados, es que muchas veces las problemáticas tienen tantas puntas, que nos paralizamos ante la inmensidad de la madeja quedando en la inoperatividad analítica, en la retórica verborrágica de la ineficacia, en el reclamo de lo que no nos dan o de los motivos que ocasionaron tanta desidia social. Siempre, la culpa tiene que ser de otro.

Entonces vuelvo a los primeros párrafos de este ensayo, sobre mi formación en la práctica, esa diferencia metafórica entre la vida y la muerte, que es el hacer o el no hacer.

Decidimos hacer, buscamos alianzas, agudizamos el ingenio, proponemos con audacia, y nos animamos a tomar una de las mil puntas para comenzar a transitar, camino que sabemos escabroso, difícil, criticable, siempre perfectible, pero camino al fin.

Quizás (o sin quizás) no estamos preparados para trabajar en robótica, pero logramos capacitarnos a través del Plan CEIBAL) y lo estamos haciendo.. incluyendo chicos y jóvenes de contextos críticos fuera del sistema educativo formal.

No estamos preparados para trabajar con niños Down, pero estamos aprendiendo, generando inclusión con equidad.

No estamos preparados para trabajar con chicos en recuperación a las adicciones, pero estamos contribuyendo a generar en ellos expectativas de vida sin sistematizarlos, induciendo a la gente a pensar que son el problema de la sociedad, porque tenemos que asumir nuestra responsabilidad del mundo que construimos. Y esto también habla de inclusión y de equidad.

No estaba hace cuatro años, en lo personal, preparado para manejar un infocentro, pero logramos en tres años una Red Departamental que ya cuenta con 10 Espacios, y estamos instalando dos mas.

En nuestra experiencia, hecha sobre el andar, hemos comprendimos que hay que ir a los territorios para implementar las políticas sociales, y que para aterrizarlas, hay que permitirse volar la cabeza.

Inclusión social, redistribución de la riqueza con equidad, Transformación democrática del Estado, son ejes que nuestros Espacios de Inclusión Digital deben perseguir como propuestas, y para ello, deben ser “aluvionados” de contenidos, atrevidos, soñadores, osados hasta lo imposible, sin permitir que Lo imposible, sea el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.

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Autor/Fuente: Omar Fuksman

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