Infidelidad y redes sociales

01/10/12

 Hacer Click puede ser peligroso

“…aunque desconectes la computadora tus emociones seguirán enchufadas”.

…Llamó tarde, muy tarde esa noche. Lloraba desconsolada. Su esposo de casi 60 años la engañaba con una desconocida. Si, una mujer que él nunca había visto pero de la que decía estar enamorado. Para cuando ella se percató de la situación, llevaban años manteniendo un “inocente romance en la red” Coincidencias iniciales que fueron forjando una amistad. Conforme pasaron los meses las confidencias mutuas los llevaron a niveles de intimidad creciente.
Ahora están él y ella, que compartiendo cada día, parecen dos extraños y , ésta la otra, la que ninguno de los dos conoce pero que los llevó al enfrentamiento “ voy a viajar para conocerla,”, dijo él con tono ronco y agregó: “ella solo vendría si vos ya no existieras…” Que desgarradora resultó esa frase que en un momento se llevó más de su vida que el cáncer con el que luchó por años.

Un amigo en la Red a 2.000 Km de distancia

Una mujer casada y con dos hijos, tras unos meses de “enamoramiento virtual” viajó con engaños para conocerlo y pasar una semana inolvidable, dejando preocupados a sus parientes – dijo que iría a ayudar a una amiga que habría sufrido un accidente- pero como la mentira tiene patas cortas, todo terminó con una crisis matrimonial y el otro “ – el del chat-“ totalmente borrado por que sus expectativas eran solo pasajeras.

Era una pareja inseparable compartían el trabajo, la intimidad, las amistades, todo era de ambos, no había secretos aparentes. Pero después de tanta vivencia juntos, la abandonó es que de Centroamérica llegó ella para conocer al príncipe que había cautivado su corazón en el chat. El presento a su “novia virtual” a su esposa e hijos, y dejándolos se fue con ella. Como era de suponer, después de un romance fugaz, aquello se diluyó a nada. Dos perfectos desconocidos que hicieron una elección de momento.

Pasatiempos peligrosos

Principia como un inocente juego, un pasatiempo, una distracción. Calma las ansiedades del día, proporciona otra mirada a los problemas – habitualmente más emocionante que la nuestra – Es un contacto tan fugaz y etéreo como el espacio mismo, pero tan real como el dinero por nuestro trabajo. La mejor recomendación es cuidado. Puede convertirse en una trampa mortal. Evite las confidencias. Evite compartir su vida privada. No alimente ilusiones que pueden llevarlo a caminos peligrosos, porque aunque desconecte la computadora sus emociones seguirán enchufadas.

Creer que solo navegan los “solos y solas” que buscan amistad y compañía por la red, es un error. El chat no conoce límites de edad y permite vivir sin timidez fantasías que no serían factibles de otro modo. Podemos ser quienes queramos y encontrar en el otro lo que deseamos.
El chat a veces roba tiempo al trabajo o a las actividades diarias, pero lo que es peor le quita a la familia y al tiempo compartido con personas cercanas. Antes era solo el televisor, ahora la competencia se ha diversificado, y los medios de comunicación nos han dejado mudos en nuestros propios hogares.

¿Esta mal chatear? No, en absoluto. Pero cuando se interpone con prioridades de nuestra vida, entonces si. También esta mal cuando chateando, distorsionamos la verdad a fin de satisfacer nuestro ego o conseguir cierta respuesta del otro lado. Esa es una traición a nosotros mismos.

Casi siempre termina mal

Cuando la relación surge entre personas casadas, esa amistad del chat, que fue cobrando dimensiones inesperadas, terminó en rupturas matrimoniales, traiciones familiares, deudas para pagar viajes de reconocimiento ó cuentas telefónicas casi siderales. Es que nadie supuso que esa pequeñas conversaciones los llevarían a otra vida. La mayoría de las veces, miserable y triste, cónyuges heridos y familias destruidas.

El aumento de las rupturas a causa de una infidelidad descubierta es un fenómeno difícil de medir, pero abogados de divorcio y detectives privados aseguran que su negocio ha aumentado en los últimos años gracias a la popularidad de las redes sociales.

.

Autor/Fuente: José Luis y Silvia Cinalli

Publicar comentario