Pero ¿existe de verdad el déficit de atención e hiperactividad?

 El “déficit de atención e hiperactividad”, el TDAH, se ha convertido en un tema de gran relevancia social.

El número de personas afectadas varía enormemente según las distintas estadísticas, lo que hace pensar que el diagnóstico no es homogéneo. Oscila entre el 1,9 y el 14,4% de la población en edad escolar.

En Estados Unidos, la diferencia por estados va del 5,9 en Nevada al 11% en Kentucky. Hay una cierta alarma social que provocó que el Parlamento Europeo publicara un “libro blanco” sobre el tema, que la nueva ley de educación (LOMCE) lo mencione como uno de los problemas escolares a atender especialmente y que casi todas las naciones tengan sus protocolos de actuación.

Los especialistas del Sant Joan de Déu, después de evaluar las evidencias científicas disponibles en su poder, reconocen que no hay acuerdo en los criterios que se deben emplear para su diagnóstico, lo que explica las grandes diferencias geográficas y demográficas que oscilan entre el infradiagnóstico y sobrediagnóstico. Se observa, además, un aumento en el tratamiento farmacológico que preocupa a mucha gente.

Culpabilizan a padres, docentes, psicólogos y psiquiatras porque entre todos han convertido conductas simplemente molestas en problemas patológicos

Confusión ante las informaciones contradictorias

Sin embargo, hay que andarse con cuidado con la negación del TDAH, que ya se intentó en EEUU, lo que provocó que la American Medical Association (AMA) encargase un estudio cuya conclusión es que “el TDAH es uno de los trastornos mejor estudiados en medicina y los datos generales sobre su validez son más convincentes que en la mayoría de los trastornos mentales e incluso que en muchas otras enfermedades”.

Por otra parte, acaba de aparecer un estudio realizado en 23 escuelas catalanas por el Servei de Psiquiatria del Hospital Universitari Vall d’Hebron, de Barcelona, del que resulta que entre un 18 y un 22% de alumnos presentan trastornos psicopatológicos y de aprendizaje. La consecuencia que sacan es que, si se trataran estos problemas a su debido tiempo, desaparecería el fracaso escolar en España. No podemos privar a nuestros niños y adolescentes de ayuda que puede resultar vital para su futuro.

“En la escuela debemos tratar sistemáticamente el desarrollo de la atención, la autogestión de las emociones, la capacidad de inhibir el estímulo y la facultad de planificar” 

Allen Frances, autor de '¿Somos todos enfermos mentales? Manifiesto contra los abusos de la Psiquiatria'.

Qué hacer ante la duda

Hay que realizar un diagnóstico precoz y empezar rápidamente con la medicación únicamente cuando los síntomas sean muy graves, apremiantes y se manifiesten de la manera clásica. Si los síntomas son leves o equívocos es mejor esperar y observar con atención. Con frecuencia los síntomas son transitorios: una reacción frente a la familia, los compañeros o el estrés del colegio. A veces se trata solamente de que el niño es inmaduro.

Es verdad que hay patologías de la atención que conviene tratar cuanto antes, pero también es cierto que corremos el peligro de patologizar conductas normales. Les pondré un ejemplo. Russel Barkley, uno de los grandes expertos en este tema, escribe: “Cuanto más aburrida y poco reforzante es una actividad, más difícil se hace realizarla para estos niños, en comparación con los niños normales, que usan la motivación interna para realizar las tareas”.

Es una afirmación un poco extraña, que convierte el TDAH en una falta de motivación intrínseca.

Es primordial y necesaria una campaña educativa dirigida a padres y a docentes. Sin embargo, necesitamos que esté dirigida por instituciones de gran rigor científico. En EEUU, se ha denunciado que las compañías farmacéuticas proporcionan a los docentes, que tienen un papel importante en la detección de estos problemas, información, cuestionarios específicos como el Conner teacher's rating scale, sitios web, líneas telefónicas específicas y gratuitas, que pueden estar sesgadas.
 

 







 

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Autor/Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2014-1

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