Comportamiento y TDAH

 ¿QUÉ VEN PADRES Y MAESTROS?


1. Es un niño que no obedece
2. Es un niño que se muestra agresivo
3. Es un niño que no se relaciona adecuadamente MI HIJO/ALUMNNO SE NIEGA A OBEDECER
Tanto si se trata de la presencia del Trastorno Negativista Desafiante como si sólo presenta algunos comportamientos desafiantes se podrá beneficiar de estrategias conductuales de actuación.


¿CÓMO ES SU CONDUCTA?


- Se enfada frecuentemente
- Contesta de malas maneras
- Desafía con la postura y con la mirada
- No obedece o se resiste a obedecer
- Culpa a los demás de lo que hace él
- Se muestra rencoroso y vengativo
- Miente
- Se muestra cruel con sus compañeros,sus h ermanos, animales…
- Comete hurtos


Estos comportamientos desbordan. Que el niño conteste mal y se niegue a obedecer genera sentimientos de malestar, de incompetencia, de pérdida de autoridad en los educadores y éstos en un intento de recuperarse se imponen. El educador, entonces, grita más fuerte, repite la orden de forma más severa, amenaza, recrimina la conducta de desafío… y a partir de aquí habrá perdido las riendas y el control de la situación, pues,
el niño/chico con TDAH debido a su impulsividad no tiene freno; podrá gritar más fuerte, agredir o desobedecer de forma más manifiesta y, todo ello, ante la presencia de otros hijos o alumnos. El resultado es: educadores desolados y negativismo desafiante fortalecido.


¿QUÉ PUEDEN HACER PADRES Y MAESTROS ANTE UNA SITUACIÓN DE DESAFÍO?

• Ofrecerle tiempo para que pueda reflexionar: es decir, cuando el niño/chico responde de forma desafiante, el adulto calla y espera unos segundos antes de repetir la orden o la advertencia. Es importante recordar que el niño con TDAH dice todo lo que piensa pero no piensa todo lo que dice. Hace falta darles tiempo ya que así, a menudo, reaccionan positivamente.
• Ignorar las respuestas verbales de desafío o las amenazas. Lo importante no es lo que dice el niño o adolescente, sino si obedece o no.
• No plantear el episodio como una batalla donde gana el niño o el educador.
En los episodios de desafío o todos ganan o todos pierden. De hecho padres y educadores deberían formar un equipo con el niño/chico para ayudarlo, por lo tanto “todos somos del mismo equipo”.
• Elogiar si, aún con quejas o enfrentamiento, obedece. Reforzar positivamente el acto de obedecer o la aproximación a lo que se le pide. Elogiar otras actuaciones de obediencia que se encuentran fuera de las situaciones problemáticas.
• Si insulta o la agresividad incrementa se puede aplicar Tiempo-Fuera

Esta estrategia es adecuada si previa mente se pacta bajo qué conductas se aplicará. Consiste en aislar al niño en un lugar carente de estímulos durante un tiempo breve (un minuto por año de edad aproximadamente). En casaes posible aplicarla colocando al niño en un distribuidor o el recibidor, mientras que en el colegio es más conveniente disponer de una silla dentro del aula o en un rincón específico.
Pasado el tiempo establecido se podrá incorporar con normalidad a la actividad sin recriminaciones por parte del adulto.


• Otra versión es el Auto-tiempofuera, muy útil cuando el que desafía es un adolescente. Para evitar que padres y maestros escuchen insultos o amenazas por parte del adolescente se le dice: “de esta forma no podemos hablar” (en tono amable pero asertivo) y se le deja solo en casa o en la habitación.
En el aula el educador se aparta y dirige la atención hacia otro tema o persona/s.


EN GENERAL Y NO SÓLO ANTE SITUACIONES CONFLICTIVAS HACE FALTA:


• Asegurarse que las órdenes se dan de forma asertiva: una sola orden cada vez, en positivo, sin gritar y a ser posible manteniendo contacto ocular con el niño.
• Ofrecer oportunidades de éxito:
.Por ejemplo, elogiar si hace un pequeño favor, ri secoge el plato de la mesa,si coloca la alfombrilla del baño en su lugar, si en clase reparte las hojas que se le piden o va en búsqueda de material a otra aula.
• Fortalecer la buena relación con el niño/chico al margen de los episodios de desafío. ¿Cómo?. Mostrando interés por lo que le gusta, compartiendo tiempo con él, aunque sea breve, tiempo donde no se dan recriminaciones ni moralizaciones. Compartir algún juego o tarea que le guste.
Si el niño es pequeño podemos leer un cuento o escucharle cuando explica

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Autor/Fuente: Fundación ADANA

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